Luis Vernet
Por Patricia Gancedo.
Es un espacio autobiográfico abierto, una invitación para todos los que aman las letras, de Marianela Velarde Villa en Red con el Blog INTRAMUROS del escritor Beltrán Gambier a quien pertenece la brillante idea original y quien tuvo la generosidad y deferencia de invitarme a ser parte. (Fotografía: Martín Varela- Rosario de la Frontera, Salta.)
Luis Vernet
Por Patricia Gancedo.
Perdido en ti
por CARLOS WERD
Me hechizas
ni bien te contemplo,
y aunque me resista...
me pierdo en tu cuerpo.
Recorro absorto tu corteza,
juego cauteloso entre tus penas,
me oculto en el arcón de tus carencias,
me impregno del gris de tus arenas.
Navego tu piélago turquesa,
descubro tus mas velados secretos,
suavizo tu ira evanescente,
provoco tus mas fulgentes destellos.
De pronto me desvanezco en el ocaso
de tu soledad abismada,
pero en seguida resurjo...
rescatado por tu voz,
cautivado por tu mirada.
CARLOS WERD. Argentino, nació en la CABA. Periodista, escritor, productor musical y docente entre otras actividades.
La ciudad y los signos
(Capítulo seleccionado del libro Salta, la ciudad, el campo y sus lectores,
Salta, Editorial Hanne, 2020).
Kazuo Ishiguro, Premio Nobel de
Literatura 2017, en su novela El gigante
enterrado, cuenta la historia de una pareja de ancianos que vivía al borde
de una ciénaga, a la sombra de escarpadas colinas, en una especie de madriguera
horadada en sus laderas. El relato, anclado en Inglaterra en épocas remotas,
plantea muchos temas interesantes para analizar pero en especial llama la
atención el tratamiento del pasado y la forma en que indaga en la memoria y el
olvido.
En
la comunidad a la que pertenecen Axl y Beatrice raramente se hablaba del
pasado; las personas y las cosas se olvidan de un día para el otro y es como
una especie de enfermedad que se cierne sobre la aldea. Los recuerdos siempre
son fragmentarios y los habitantes del lugar creen que han sido maldecidos con
“una niebla del olvido”. Axl, sin embargo, trata de ser optimista y darle ánimo
a su esposa: “nuestros recuerdos no se han ido para siempre, tan sólo se han
extraviado momentáneamente en alguna parte por culpa de esta maldita niebla.
Los recuperaremos, uno por uno si hace falta”. (Ishiguro, 2016: pág.58).
Creo
que los vecinos de cualquier ciudad experimentan lo mismo con su pasado. Si
bien hay datos que tal vez se desconozcan sobre los orígenes y su evolución, en
otras ocasiones sucede que se olvidan de lo que aprendieron o simplemente no
observan con detenimiento las huellas que el tiempo deja en distintos espacios
de la ciudad.
Salta
ofrece a sus habitantes y a quienes la visitan gran cantidad de atractivos:
casas particulares, edificios públicos, iglesias, museos, monumentos, plazas,
parques, estatuas, pinturas, calles, pasajes… Sin embargo, pocas veces
reparamos en los detalles, ésos que forman parte de los ornamentos, de la
decoración. A veces no los miramos, ocupados en llegar a tiempo para concretar
una cita o ciertos trámites y otras, simplemente no los vemos. Están ahí, cerca de
nosotros pero invisibilizados, tapados por la publicidad, los árboles o el paso
del tiempo que los va transformando, desdibujando, olvidando. En la simbología,
las caracolas y las conchas representan
al mar, como si se tratara de “las aguas primordiales”; también hacen
referencia al mundo femenino y, en el Cristianismo, se la asocia con el
bautismo. Muchas pilas de agua bendita tienen esa forma. (Diccionario de Símbolos y Temas de Federico González Frías). Los
lectores pueden reparar en ellas al entrar a alguno de los templos de nuestra
ciudad. Sirva, como ejemplo, la pila que está en la Iglesia San José de calle
Urquiza. Muchas casas particulares del centro tienen estos símbolos presidiendo
sus fachadas, sobre las puertas o labrados en la madera de las mismas. Producto
de mis recorridos, a veces planificados y otros erráticos por las calles de
nuestra ciudad, encontré algunos de ellos. Uno de los más interesantes que vi y
muy bien conservados están en la puerta de acceso donde funciona actualmente la
escuela de Comercio Benjamín Zorrilla (calle Mitre 349). También los hallé en
los respaldos de las sillas del archivo del Palacio Episcopal, sobre algunas
ventanas del edificio de la Legislatura, en el emblemático Hotel Salta y en la sala de sesiones del Concejo
Deliberante, sólo por citar algunos ejemplos de los muchos que abundan. Sin
embargo, las más bellas y representativas de estas imágenes están en la fachada
y el interior de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña, de estilo barroco, en la intersección de las
calles Alberdi y San Juan.
Como dato complementario creo oportuno recordar que durante la conquista y la evangelización del Chaco salteño alcanzaron gran importancia las figuras cristianas. Telma Chaile, Doctora en Historia, escribe su tesis sobre “Las configuraciones devocionales ante los avances colonizadores e indígenas”. Una zona de cruce, mezclas y conflictos como lo fue la denominada “Frontera del Este”, desde mediados del siglo XVIII atravesó un proceso de institucionalización que comprendió el establecimiento de un conjunto de instalaciones militares y religiosas. La expansión de esa frontera estuvo estrechamente asociada con el recurso a figuras del calendario cristiano, objeto de devoción por parte de los agentes colonizadores. Junto a capillas, oratorios, ermitas, doctrinas, reducciones y vice parroquias aparecían en el escenario fronterizo las imágenes de la virgen de Guadalupe, Santa Bárbara, San Lorenzo Mártir, San Esteban , San Pedro y San Simón, mártires y predicadores. En la actualidad, producto de la evolución de la ciudad, tanto en lo que se refiere al espacio físico como a la sociedad que lo habita, podemos también encontrar los símbolos de las conchas asociados al camino de Santiago en algunas estaciones de servicio Shell.
Para cerrar estas reflexiones volvamos a la lectura de El gigante enterrado. En la novela de Ishiguro la culpa de que los hombres olviden parte de su pasado y de su historia es adjudicada al aliento del dragón Querig. Los protagonistas que quieren volver a ver a su hijo comienzan un largo viaje que los convertirá en peregrinos hasta el final de sus días y tienen la suerte de asistir al momento en que un guerrero mata finalmente al monstruo. Ya nada les permitirá olvidar. Esto les provoca miedo pues se debaten entre el deber de recordar y la necesidad de olvidar. Lejos del drama de Axl y Beatrice los ciudadanos pueden reconstruir su pasado sin miedo a abandonar el presente ni el futuro que se va delineando. Sin recurrir a los archivos o bibliotecas la historia nos ofrece otras fuentes como la arquitectura convertida en testimonio, huella o reliquia para contarnos sobre el pasado y la identidad de nuestro espacio. Los invito a escuchar y leer ese lenguaje en el que nos habla la ciudad, recorriendo sus calles y sus edificios con una mirada nueva que les permita descubrir lo que a veces está ahí, pero no se percibe y que, seguramente, espera la oportunidad para contarnos alguna historia interesante.
Raquel Milagro Espinosa (1960) Argentina. Profesora Universitaria en Letras- Universidad Nacional de Salta. “Especialista en Ciencias Sociales con Mención en Lectura, Escritura y Educación” por FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Publicó:: La jerarquización de la escuela pública (Ensayo, 1996). Vivir en la Frontera (Ensayo, 2004). Un viaje por los textos (Antología, 2004). La antigua Frontera del Este (2006. Primer Premio Ensayo de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta). La tapada (Novela, 2008). La chispa que encendería la pradera (Ensayo, 2010). Docentes eran los de antes (Ensayo, 2011). Había una vez un colegio... (Relato de experiencias, 2013). Laguna Blanca. Los orígenes de Joaquín V. González (Ensayo, declarado de interés por la Cámara de Diputados, según Resolución N°: 292/15). Veladas Literarias en Salta. Homenaje a Juana Manuela Gorriti, Salta, Víctor Hanne, (Relato de experiencias, 2016. Declarado de Interés Cultural según Resolución 510/15). El tren fantasma de Mojotoro (novela, 2018). Los fantasmas del Este (Poesía, 2019). Salta, la ciudad, el campo y sus lectores (Crónicas, 2020).
Mi homenaje íntimo a Horacio Quiroga. La Capilla de aires góticos del callejón de Río Blanco, co- protagonista de uno de los cuentos que más amo.
EL PASEO
Por David Slodky Kafkale.
Fueron caminando por las vías. Partieron desde donde alguna vez estuvo la vieja estación (ahora es sólo un dibujo en la pared que la evoca, una locomotora a vapor como homenaje). Cuando chico venía con sus hermanos y primos a la hora en que llegaba el tren, apostaban cuántos vagones traía y el que ganaba tenía por premio darle un puntapié a cada uno de los perdedores.
SONREÍR PARA SER FELIZ
Por Luis Asrin del libro “Elige
una vida plena y feliz”.
Hay personas que en forma natural tienen
una “sonrisa fácil” y pareciera resultarles gracioso todo lo que ellos dicen y
todo lo que dicen los demás. Esas personas maravillosas irradian felicidad
donde quieran que vayan.
Quienes no tienen ese don natural pueden adquirirlo al igual que cualquier otro hábito. Como el cerebro no sabe diferenciar entre una sonrisa practicada y una espontánea, liberará endorfinas y nos sentiremos maravillosamente bien, al igual que quienes nos rodean. Esto a su vez nos hará más propensos a sonreír de manera más espontánea.
Ver películas o programas de televisión que
puedan resultarnos divertidos es una manera de mejorar el humor y el bienestar.
Podemos tomar este nuevo hábito al mismo tiempo que erradicamos películas
negativas, de violencia y hasta los canales de noticias que nos hacen sentir
angustia y malestar.
Pasar más tiempo con amigos que están
siempre de buen humor y nos hacen sentir bien es una buna forma de disfrutar
la felicidad del ahora. El optimismo y la alegría se contagian y terminaremos
imitando su carácter positivo.
Aquello que buscamos es lo que
encontraremos, si nos abocamos a tener una visión más positiva y alegre
tratando de encontrar aquello que resulte divertido y edificante podremos
sonreír espontáneamente más a menudo.
“Si sonríes a la vida ella te sonreirá”
reza un sabio aforismo popular.
Yo no sonrío porque soy feliz…
¡Soy
feliz porque sonrío!
Sonreír es una buena forma de mostrar a
los demás que eres amistoso, positivo y amable.
Normalmente asumimos que no sonreímos
porque estamos atravesando un momento difícil, por nuestras preocupaciones o
porque no tenemos ganas simplemente.
Aún, cuando no te sientas muy alegre,
siempre habrá razones para sonreír. Es mejor concentrarse en las cosas
positivas y eso levanta el ánimo fácilmente.
Sonreír con frecuencia te cambiará la vida
en muchos aspectos: la salud, las relaciones sociales, las amistades, el
bienestar y la felicidad. Hasta los problemas parecen diluirse cuando se
practica esta maravillosa virtud.
Para desarrollar este hábito es necesario
ejercitar mucho y en forma sistemática. La mejor forma es proponernos sonreír a
toda persona que contactemos en el día de hoy. Sin excepción. Buscaremos
saludar amablemente, hacer un comentario, una broma, agradecer y todo ello nos
dará motivo para emitir una sonrisa. Al principio puede ser un gesto, una
mueca, luego será más sencillo sonreír, y se podrá hacerlo cada vez con mayor
facilidad.
Se consciente que una sonrisa tuya puede
hacer de tu mundo un lugar mucho más positivo y mejor. Te sentirás tan feliz
que sonreirás desde tu corazón disfrutando la vida plenamente.
¡Hay muchas razones para ser feliz y para
sonreír!
LUIS
ASRIN. Escritor nacido en Aguilares, provincia de Tucumán y radicado desde
niño en Cafayate, provincia de Salta. Médico graduado en la Universidad
Nacional de Tucumán (UNT). Traductor técnico, científico y literario de inglés.
Entre sus libros publicados están: “Inglés
médico, manual de traducción”, “Termalismo de Rio Hondo”, “Elige una vida plena
y feliz”, “Hacia la perfección interior. Manual de autoayuda”. También las
cartillas: “Elige una vida feliz”, “Alcanzando objetivos” y “Autoestima y
felicidad” entre otras.
E mail: luisasrin@yahoo.com.ar
Romance del limonero
de Rubén Darío Heredia.
Por el limonero
gorriones de acero
cantan a la lluvia
rondines de viento.
Las hojas tan verdes
cargadas de gotas
se inclinan mojando
las flores remotas.
Por el limonero
gorriones de acero
nos dan un gorjeo
de espinas en acecho.
Anda por los techos
rondando la lluvia
mojando los pechos
y tu sien tan rubia.
Por el limonero
he visto a la tarde
ponerse en silencio,
su luna de otoño
trepar por su tronco,
la noche en retoño
callando un gorjeo
de lluvia y acecho.
DÍA DE REYES
Por David Slodky.
Casi
sin lavarse, salió a la vereda. Ya toda la chiquillada estaba allí, mostrándose
sus regalos; uno se había quedado despierto toda la noche y los había visto a
los Reyes cuando entraban por la ventana, montados sus camellos en un rayo de
luna; a otro le habían comido todo el pastito que les había dejado, pero no
habían tomado casi el agua: se veía que no tenían mucha sed, seguramente porque
traían agua en las jorobas.
El
pequeño niño judío experimentaba -como sus amiguitos católicos- la felicidad
del despertarse con el regalo pedido, pero se sentía más grande que los chicos
del barrio: él sabía quienes eran en verdad los Reyes Magos. Sus padres le
habían explicado la leyenda, y le habían pedido expresamente que no se la
contara a sus amiguitos, que los dejara seguir creyendo y fantaseando.
Pedaleaba
a todo galope en su sulky, esquivaba a
los que jugaban con la pelota de cuero, a los que corrían con sus autitos de
Turismo de Carretera, a los que desenfundaban los revólveres que pendían de sus
cartucheras, a los que respondían las preguntas del Cerebro Mágico, a los que
se trenzaban en el juego de
De golpe, sus
azules ojos lo vieron: con el banquito en la axila, con el cajoncito de lustrar
colgando de sus dedos, con sus ojos renegridos y tristones, el chiquilín rotoso
y sucio los miraba. “Shta...”, le dijo a su caballito, tirando de las riendas.
Dejó el chicote en el chicotero, y se apeó de su vehículo. Se acercó al
lustrín. “¿Y a vos, qué te trajeron los Reyes?”. “Nada”, dijo el morenito, bajando
los ojos. “¿Cómo te llamás vos?” preguntó a quemarropa el pequeño niño judío.
“Marcelo Mamaní”. “¡Ah, eras vos! Los Reyes se perdieron y no encontraron tu
casa y te dejaron los regalos en la mía, con tu nombre, dejándome encargado que
yo te tratara de ubicar. ¡Pero cómo iba a saber yo cómo ubicarte, si ni ellos
pudieron! Ya te los traigo” y corriendo entró a su casa para salir enseguida
con su pelota de cuero, el autito del aguilucho, y dos libritos de pinturas.
“Perdoná, la pelota está un poquito sucia, pero no pude resistir las ganas de
jugar un ratito; el autito tiene unos raspones, pero es que al comienzo no
había visto que era para vos, y salí a jugar carreras con los chicos del
barrio; y los libritos tienen algunas páginas pintadas, porque ¡me dieron unas
ganas! Pero quedaron todas estas otras limpitas, ves? Bueno, otra vez avísales
bien cómo encontrar tu casa”. La carita del lustrín resplandeció. Acomodó como
pudo su cajoncito de lustrar y su pelota y su autito y sus libros, y se fue
caminando, mirando de vez en cuando para atrás. El pequeño niño judío lo miró
alejarse, volviendo cabizbajo a su sulkyciclo. Un raro sentimiento, que nunca
antes había experimentado, le oprimía el pecho. Muchos años después, supo que
eso era una rara mezcla de angustia y de felicidad. Pero lo que nunca supo, fue
que en ese mismo momento Alguien lo miraba
sonriente, mientras repetía “Ah, ínguele, kléinele, bísele...”
Glosario: “Ínguele, kleinele, bísele”
(del idisch, idioma de los judíos diseminados por Europa central y oriental, un
germano antiguo con incrustaciones de
ruso, cheko, polaco, español, etc., y con una grafía tomada del hebreo):
podría traducirse aproximadamente por “pequeñito querido, mi chiquillo,
cosita”).
DAVID SLODKY: Nació en Salta, en 1946. Psicólogo, escritor y gestor cultural. Director de la Carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Salta. Docente en las carreras de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y en la de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Salta. Director del Departamento de Evaluación del Proyecto para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia. Conicet-Promec. Bs. As. Especialista de Programa en el Proyecto “La Educación en Iberoamérica” , OEI (Oficina de Estados Iberoamericanos), Madrid, España. Miembro del Comité de Bio Ética del Colegio Médico de Salta. Miembro del Equipo de Psicopatología del Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba. Académico de Número de la Institución Güemesiana “La senda gloriosa de la Patria”.
Como escritor ha publicado:
*Las fronteras, cuentos. Ed. del Tobogán, Salta.
*Travesía, cuentos. La aguja de Buffon ediciones, Tucumán
*Carmen Puch de Güemes. Al encuentro de la heroína. Ensayo histórico, Ed. Víctor Hanne, Salta
*Tres relatos bíblicos y otros cuentos. Ed. El mono armado, Bs. As.
*Parpadeos (minificciones). La aguja de Buffon ediciones, Tucumán.
*Semblanzas (Semblanzas biográficas y de época). Ed. Víctor Hanne, Salta.
*Resplandores y parpadeos (minificciones). Macedonia Ediciones, Bs. As.
Ensayos, cuentos y microcuentos suyos integran distintas antologías.
Como gestor cultural ha organizado y protagonizado a lo largo de los años, Recitales Poético Musicales sobre obras propias y de otros autores:
* “Miércoles de Cuento, música y poesía”.
* “Historias del Hombre”.
* “Historias en
Concierto”.
* “35 años después: Panorama Poético Salteño
de Aráoz Anzoátegui”.
* “Del amor y el
dolor”. (Figura en Youtube: David Slodky del amor y el dolor)
* “Homenaje a Nicolás
Guillén”;
* “Homenaje a Federico García Lorca”,
* “Romancero de
Güemes” sobre el “Güemes” de Julio César Luzzatto, Recital Poético Musical, se
presentó ininterrumpidamente en Teatros, Instituciones y Colegios de la Ciudad y
Provincia de Salta desde 1996 hasta 2015. (Figura en Youtube: David Slodky
Romancero de Güemes)
Participó en distintos años en el Plan Provincial de Promoción de la Lectura.
Asiste en forma
reiterada a Establecimientos Educativos de la Ciudad para promover entre los
estudiantes primarios y secundarios el interés y el amor por el estudio, la
lectura y la escritura.