DÍA DE REYES
Por David Slodky.
Casi
sin lavarse, salió a la vereda. Ya toda la chiquillada estaba allí, mostrándose
sus regalos; uno se había quedado despierto toda la noche y los había visto a
los Reyes cuando entraban por la ventana, montados sus camellos en un rayo de
luna; a otro le habían comido todo el pastito que les había dejado, pero no
habían tomado casi el agua: se veía que no tenían mucha sed, seguramente porque
traían agua en las jorobas.
El
pequeño niño judío experimentaba -como sus amiguitos católicos- la felicidad
del despertarse con el regalo pedido, pero se sentía más grande que los chicos
del barrio: él sabía quienes eran en verdad los Reyes Magos. Sus padres le
habían explicado la leyenda, y le habían pedido expresamente que no se la
contara a sus amiguitos, que los dejara seguir creyendo y fantaseando.
Pedaleaba
a todo galope en su sulky, esquivaba a
los que jugaban con la pelota de cuero, a los que corrían con sus autitos de
Turismo de Carretera, a los que desenfundaban los revólveres que pendían de sus
cartucheras, a los que respondían las preguntas del Cerebro Mágico, a los que
se trenzaban en el juego de
De golpe, sus
azules ojos lo vieron: con el banquito en la axila, con el cajoncito de lustrar
colgando de sus dedos, con sus ojos renegridos y tristones, el chiquilín rotoso
y sucio los miraba. “Shta...”, le dijo a su caballito, tirando de las riendas.
Dejó el chicote en el chicotero, y se apeó de su vehículo. Se acercó al
lustrín. “¿Y a vos, qué te trajeron los Reyes?”. “Nada”, dijo el morenito, bajando
los ojos. “¿Cómo te llamás vos?” preguntó a quemarropa el pequeño niño judío.
“Marcelo Mamaní”. “¡Ah, eras vos! Los Reyes se perdieron y no encontraron tu
casa y te dejaron los regalos en la mía, con tu nombre, dejándome encargado que
yo te tratara de ubicar. ¡Pero cómo iba a saber yo cómo ubicarte, si ni ellos
pudieron! Ya te los traigo” y corriendo entró a su casa para salir enseguida
con su pelota de cuero, el autito del aguilucho, y dos libritos de pinturas.
“Perdoná, la pelota está un poquito sucia, pero no pude resistir las ganas de
jugar un ratito; el autito tiene unos raspones, pero es que al comienzo no
había visto que era para vos, y salí a jugar carreras con los chicos del
barrio; y los libritos tienen algunas páginas pintadas, porque ¡me dieron unas
ganas! Pero quedaron todas estas otras limpitas, ves? Bueno, otra vez avísales
bien cómo encontrar tu casa”. La carita del lustrín resplandeció. Acomodó como
pudo su cajoncito de lustrar y su pelota y su autito y sus libros, y se fue
caminando, mirando de vez en cuando para atrás. El pequeño niño judío lo miró
alejarse, volviendo cabizbajo a su sulkyciclo. Un raro sentimiento, que nunca
antes había experimentado, le oprimía el pecho. Muchos años después, supo que
eso era una rara mezcla de angustia y de felicidad. Pero lo que nunca supo, fue
que en ese mismo momento Alguien lo miraba
sonriente, mientras repetía “Ah, ínguele, kléinele, bísele...”
Glosario: “Ínguele, kleinele, bísele”
(del idisch, idioma de los judíos diseminados por Europa central y oriental, un
germano antiguo con incrustaciones de
ruso, cheko, polaco, español, etc., y con una grafía tomada del hebreo):
podría traducirse aproximadamente por “pequeñito querido, mi chiquillo,
cosita”).
DAVID SLODKY: Nació en Salta, en 1946. Psicólogo, escritor y gestor cultural. Director de la Carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Salta. Docente en las carreras de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y en la de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Salta. Director del Departamento de Evaluación del Proyecto para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia. Conicet-Promec. Bs. As. Especialista de Programa en el Proyecto “La Educación en Iberoamérica” , OEI (Oficina de Estados Iberoamericanos), Madrid, España. Miembro del Comité de Bio Ética del Colegio Médico de Salta. Miembro del Equipo de Psicopatología del Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba. Académico de Número de la Institución Güemesiana “La senda gloriosa de la Patria”.
Como escritor ha publicado:
*Las fronteras, cuentos. Ed. del Tobogán, Salta.
*Travesía, cuentos. La aguja de Buffon ediciones, Tucumán
*Carmen Puch de Güemes. Al encuentro de la heroína. Ensayo histórico, Ed. Víctor Hanne, Salta
*Tres relatos bíblicos y otros cuentos. Ed. El mono armado, Bs. As.
*Parpadeos (minificciones). La aguja de Buffon ediciones, Tucumán.
*Semblanzas (Semblanzas biográficas y de época). Ed. Víctor Hanne, Salta.
*Resplandores y parpadeos (minificciones). Macedonia Ediciones, Bs. As.
Ensayos, cuentos y microcuentos suyos integran distintas antologías.
Como gestor cultural ha organizado y protagonizado a lo largo de los años, Recitales Poético Musicales sobre obras propias y de otros autores:
* “Miércoles de Cuento, música y poesía”.
* “Historias del Hombre”.
* “Historias en
Concierto”.
* “35 años después: Panorama Poético Salteño
de Aráoz Anzoátegui”.
* “Del amor y el
dolor”. (Figura en Youtube: David Slodky del amor y el dolor)
* “Homenaje a Nicolás
Guillén”;
* “Homenaje a Federico García Lorca”,
* “Romancero de
Güemes” sobre el “Güemes” de Julio César Luzzatto, Recital Poético Musical, se
presentó ininterrumpidamente en Teatros, Instituciones y Colegios de la Ciudad y
Provincia de Salta desde 1996 hasta 2015. (Figura en Youtube: David Slodky
Romancero de Güemes)
Participó en distintos años en el Plan Provincial de Promoción de la Lectura.
Asiste en forma
reiterada a Establecimientos Educativos de la Ciudad para promover entre los
estudiantes primarios y secundarios el interés y el amor por el estudio, la
lectura y la escritura.